La semana pasada, el Banco Central, a través del Comité de Política Monetaria (COPOM), resolvió pasar el cálculo de la meta de la base monetaria a bimestral, con el fin de tener un mayor margen para cumplir con su objetivo, decidió mantener el piso del 58% de la tasa de las Leliq en 58% hasta que se conozca el próximo dato de inflación y decidió elevar en 3 puntos porcentuales la tasa de encajes para fomentar las tasas en pesos y evitar la salida de los depósitos a plazo fijo. Todo esto con el objetivo de darle cierto respiro, al menos temporal, a la economía.
Desde Consultatio señalaron que “el resultado de las PASO será clave por dos razones: revelará las preferencias de la sociedad de una manera mucho más precisa que las encuestas, pero fundamentalmente porque gatillará un círculo virtuoso o vicioso que influirá materialmente en los resultados de la primera vuelta (octubre)”. “Concretamente, un ‘buen’ resultado para el gobierno extiende la pax cambiaria y estabilidad financiera, mejorando sus chances de cara octubre, y viceversa: un ‘mal’ resultado para el gobierno altera este sendero y refuerza las chances de la fórmula Fernández-Fernández”, explicó. “En nuestro último reporte sostuvimos que en este corto camino a las primarias es posible que los precios de los activos se muevan alrededor de una suerte de ‘equilibrio momentáneo’ del que sólo se saldrá después del 11 de agosto”, agregó.
Utilizar al tipo de cambio como ancla nominal de la economía suele ser una de las herramientas predilectas de los gobiernos en Argentina, ya que este permite un descenso en la tasa de inflación sin tomar demasiadas medidas adicionales. El problema es que se termina generando una apreciación del tipo de cambio real, que conlleva a un déficit en las cuentas externas y no suele ser sostenible. De todas formas, tras la devaluación del año pasado, el tipo de cambio sigue ubicándose en niveles competitivos, de modo que por el momento no hay un riesgo en este sentido, pero es necesario evitar que esta excepción termine siendo la norma, como la historia argentina indica.
Fuente: Caetano Mohorade