05-12-2022 – En estos días hemos escuchado mensajes abogando eximir de pagar derechos de exportación (retenciones) al maní, que actualmente paga el 4,5% en concepto de este impuesto, fundamentado en que son una economía regional, y que no se venden como productos primarios, sino que llevan algún grado de industrialización en la forma en que son vendidos al exterior.
Cabe aclarar, que lo que se denomina impuesto a la exportación, en principio graba todas las exportaciones, no solamente a los productos primarios; en segundo lugar por qué grabar de una manera tan fuerte al sector agrícola que le genera más dólares a la economía, esto es la producción de soja, que actualmente paga el 33% por este tributo; lo que significa llevar a la práctica aquello de matar a la gallina de los huevos de oro.
Por otro lado dos cosas que son fundamentales, en primer lugar que el maní ha dejado de ser una economía regional, en realidad nunca lo fue, porque se ha sembrado en muchas partes del mundo, y aquí en la Argentina se lo hace en diferentes provincias y por último, al maní lo producen principalmente grandes productores o pooles de siembra, en tanto que los pequeños y medianos productores, casi no tienen participación en la torta productiva del grano; cosa que si lo hacen estos úlltimos de una manera mucho más grande en la producción de soja y maíz; de manera que al dejarle retenciones en niveles tan altos a la soja y muy bajos al maní, se convierten en una verdadera transferencia de recursos de los productores más pequeños hacia los productores más grandes, pooles de siembra y grandes empresas que acopian, procesan y comercializan el maní.
De allí que desde mi punto de vista, el proceso debería ser inverso, bajar las retenciones a la soja hasta un nivel del 15 al 20%, subiendo los demás hasta el mismo nivel, de manera que el esfuerzo sea equitativo y compartido. Por otro lado, y esto es fundamental para todos los sectores agropecuarios, el tipo de cambio debería ser fijado alrededor de los $ 230 para toda la economía de manera permanente.
Hacer lo que propone la Cámara Argentina del Maní, significaría seguir quitándole rentabilidad a los pequeños productores, para trasladársela a los grandes productores. El esfuerzo debe ser igual y compartido, y el tipo de cambio debe acompañar a la inflación. Ese es el norte a seguir.
Si el sector manisero se queja por la rentabilidad, por qué opera en el mercado de alquileres, pagando cifras de hasta U$S 1.000 dólares por hectárea (como ha pasado en algunos momentos), equivalentes a 20 quintales de soja, tomando como referencia el dólar soja, para concentrar mayores cantidades de hectáreas trabajadas por las grandes empresas y los grandes pooles de siembra, en detrimento de los pequeños y medianos productores, que nunca podrían pagar esos importes?
Entonces, lo que se habla no es verdad, estos pooles y empresas deberían dejar de operar en el mercado de alquileres con esos importes, que lo terminan rompiendo, y veremos que la rentabilidad se acomoda a valores normales; de esa manera el maní podrá pagar retenciones similares a la soja, esta última pagará menos retenciones y conjuntamente con un mejor tipo de cambio seguramente mejorará la rentabilidad de los pequeños y medianos productores, y estos podrán continuar trabajando sus tierras, revirtiendo el actual proceso que nos muestra que cada día van quedando en el camino mayor cantidad de estos últimos.
Por otro lado el maíz y el trigo podrían continuar con un nivel de retenciones de hasta un 15 o 20%, que con un mejor tipo de cambio también mejorarían la rentabilidad del productor.
El problema de la Argentina radica allí, en la falta de igualdad que hay entre los distintos sectores, en lo distorsivo que se convierte el estado cuando se mete en los mercados, ya sea a través de impuestos o regulaciones.
Si todos son tratados por igual, la situación mejora para todos y no solo para algunos.