A.S.: No sólo se explica por el covid, porque diríamos que en el cuarto trimestre el efecto aislamiento quedó reducido. Quedaron las secuelas, pero ya hubo reactivación de la industria y la construcción, y del sector informal. Sin embargo, el nivel de empleo quedó todavía 3 puntos por debajo del nivel previo. Y los salarios perdieron en términos reales producto de la inflación. Entonces, el efecto que estamos viendo es por la falta de creación de empleo, con una recuperación parcial, y estamos visualizando la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Un deterioro en los salarios reales y precarización del empleo formal.
P.: En el corto plazo, ¿se puede dar una recuperación en estos factores?
A.S.: No parece estar cambiando sustantivamente. Más allá de que ahora vengan paritarias o una devolución de Ganancias, eso nos creará una burbuja de consumo, que eventualmente ayudará a la reactivación, pero no hace sostenible un plan de inversiones, ni desarrollo con inclusión.
P.: Es decir que este número va a ser difícil de reducir.
A.S.: En el mejor de los escenarios, con momentos de aguinaldo y asistencia producto del impuesto a las Ganancias podrá bajar al 38%, pero su valor natural estará de 40% para arriba.
P.: El dato 57,8% de pobreza en los menores de 14 años es el indicador más preocupante.
A.S.: Sí porque las familias que van a poder recuperar su empleo o mejorar sus salarios, en un contexto de rebote, van a ser fundamentalmente los sectores más formales. Los sectores informales, con más chicos en los espacios más pobres, tienen muchas más dificultades para afrontar una salida a través de un buen empleo. Van a seguir requiriendo de la ayuda pública, de la asistencia social. Y en todo caso de changas o actividades que no le van a dejar un salario significativo.
Fuente: Andrés Randazzo – Ambito Financiero